15 de febrero de 2003

Escazú, tierra de leyendas

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La panadería Protti en 1957, frente a la esquina
sureste de la iglesia del centro.


Artículo principal - Edición Nº 249 - Febrero de 2003

Alvar Macís Guerrero

Escazú es la tierra de las brujas. Es una encantada leyenda, para una tierra encantadora, que ha conquistado la imaginación y el corazón de los costarricenses y extranjeros durante muchos años.

Localizado a escasos 8 km al suroeste de San José, aún se las arregla para mantener cierto tinte de campo, en especial por el lado de San Antonio. Es un lugar donde aún florecen las viejas tradiciones y reina la vida apacible y sencilla, donde a pesar del persistente influjo del siglo XX, siempre se le conoce como la tierra de las brujas y la brujería.

Es el soñoliento y misterioso lugar que fue descanso de las tribus de indios precolombinos. Legendario lugar de reunión de las mágicas criaturas, en donde aún se cultiva y crecen las hierbas mágicas y las plantas medicinales con poderes sobrenaturales; para que sean efectivos tales poderes, deben ser sembradas en trastos viejos, en especial en ollas y vasinillas. Su uso es empleado para atraer el cariño de alguna persona o torturarlo sin misericordia. Encantarlo o causarle estragos en su salud, son cosas que según la fe puesta en lo que se desea, se obtiene de este poder tremendo de las siete yerbas y los polvos mágicos que proceden de ellas.

De las leyendas de Escazú se cuentan cosas muy raras y extrañas, que se haría largo contarlas en esta reseña. En más de una ocasión se puede oír la historia de la famosa doña Zárate, la compinche de la Tule Vieja, cuando ambas aterrorizaban a los vecinos hace muchos años con sus llantos y quejidos.

Mucha gente juraba y rejuraba haber oído —porque muy pocos la llegaron a ver— a la famosa Carreta sin Bueyes, cuando transitaba por las calles empedradas del pueblo, guiada —según se decía— por el mismo diablo. También más de uno aseguraba haber visto a La Segua, la criatura con el cuerpo mitad de una bella mujer, pero con la cabeza de caballo, con dientes saltados y filosos. Lo mismo que El Mico Malo, el mono negro y maléfico que rondaba casas y puentes, haciendo espantosas muecas y lanzando tétricos aullidos por las oscuras calles del pueblo, asustando así a sus víctimas.

Muchos de ellos escucharon a La Llorona en las noches de luna llena, gimiendo y llorando por las orillas de los ríos y quebradas, cuando buscaba arrepentida al hijo de sus entrañas que ella misma arrojó al río.

Pero lo que sí era tétrico oír contar a aquellos vecinos del lugar, a los que habían tenido la desdicha de ver a la más terrible de esas criaturas maléficas: Al Cadejos, el perro negro y encantado que aparecía y desaparecía como por arte de magia, arrastrando invisibles cadenas que se oían pero que no se veían, rechinando colmillos y lanzando fuego por la boca y orejas. Era, según las personas que lo vieron, el mismísimo Lucifer personificado en forma de perro.

Otra fantasiosas leyendas, pero menos pavorosas que las anteriores, decían que se veían de vez en cuando por el pueblo, eran El Dueño del Monte, El Duende, El Padre sin Cabeza, y por supuesto, las brujas, cuyas siluetas se veían volando en sus escobas los martes y viernes, días en que según la leyenda, se le rendía culto a la brujería.

Lo anterior es algo de nuestra rica leyenda, de la cual los escazuceños nos sentimos orgullosos de poseer.

4 comentarios:

Karina Espinoza Herrera dijo...

Buenas noches.
Este tema sobre las leyendas de Escazú me interesa muchísimo, principalmente el de las brujas. Soy estudiante de historia en la Universidad Nacional, y el Dr. Oscar Aguilar Bulgarelli me recomendó los libros de Alvar Macís sobre apuntes de Escazú.
Me gustaría saber si los administradores de la página tienen el contacto para comunicarme con el historiador Alvar Macís, dado que estoy realizando una investigación sobre las brujas de nuestro de cantón de Escazú, y me encantaría tener la posibilidad de hablar con él sobre el tema.
Muchas gracias de antemano.
Saludos desde Guachipelín.

El Informador de Escazú dijo...

Hola Karina, le comento que don Alvar Macís falleció hace casi 10 años, aquí puede ver el artículo sobre su vida. http://s6.elinformadordeescazu.com/2006/03/el-hombre-que-se-enamor-de-escaz.html

Analaura dijo...

Hola Karina, estoy interesada también en la misma información.. has tenido suerte? Te agradecería muchísimo lo que me pudieras compartir. Mi email es analaura.valverde@gmail.com
Saludos,

Karina Espinoza Herrera dijo...

Justamente hoy en la tarde tuve el placer de conocer a otro gran historiador de Escazú, Don Jorge Montoya, y él me comentó que ya murió. Que pena haber preguntado por él, no estaba enterada.
Muchas Gracias.
-Karina Espinoza Herrera.

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